Mi profesión de origen es Licenciada en Administración de Empresas, egresada del CESGAC.
Mis inicios en la docencia fueron el 1º. de septiembre de 1984 en el CBTis No. 45 de la ciudad de Guamúchil, Sinaloa. Esto se debió a que un día leyendo el periódico, algo que hago todos los días, leí la publicación de una convocatoria en donde se solicitaban maestros de taquigrafía para la carrera de Secretaria Ejecutiva Bilingüe. Yo, cuando estudié la secundaria, como materias técnicas recibí Taquigrafía y Mecanografía y anteriormente había trabajado como secretaria y por lo tanto había practicado bastante la taquigrafía.
Fue así que me presenté en la Dirección de la escuela con una solicitud. Al día siguiente se me llamó para presentar un examen frente a un jurado y un grupo. Afortunadamente hubo buenos comentarios en cuanto a mi desempeño frente a los alumnos y fui aceptada.
Sinceramente pienso qué esta es mi vocación. Recuerdo cuando era pequeña, y por ser la mayor de mis hermanos, siempre que jugábamos, lo hacíamos a la escuelita, y por supuesto, yo era la maestra.
Ya con el tiempo realmente me he enamorado de mi profesión. Siento que es una gran responsabilidad, ya que estamos trabajando con seres humanos en una etapa de formación, en donde todo lo que obtenga de nosotros, lo marcará en su vida futura. Pero al mismo tiempo es muy satisfactoria. Cuando me encuentro con alumnos que están desempeñando puestos importantes en alguna empresa o bien que han alcanzado un posgrado, pienso: “ahí, algún granito de arena hay mío”. Y me siento recompensada de todos los esfuerzos que he realizado.
Trabajar en el nivel medio superior tiene un gran significado, ya que me ha permitido desarrollar mis habilidades y capacidades a un nivel que en ocasiones pensé que no podía tener. La relación maestro-alumno es muy especial, por el momento que viven nuestros alumnos. Ellos, oscilan entre los 15 y 18 años. Esta es una edad en donde ellos sienten un mundo de cambios: físicos, psicológicos, sociales, etc. Y nosotros tenemos que enfrentarnos a estos cambios de la mejor manera, ayudarlos a superarlos unido a una preparación académica que les permitirá enfrentarse al mundo que los rodea.
Mi labor docente me ha dado grandes satisfacciones, aunque en ocasiones esto no es inmediatamente, sino con el tiempo nuestros alumnos nos reconocen. Entre estas satisfacciones puedo mencionar la sensación de que con mi trabajo estoy ayudando a formar mejores ciudadanos, con conocimientos y valores que harán que nuestra sociedad avance. Me ha permitido también entender mejor a los jóvenes, comprenderlos y tratar de guiarlos de la mejor manera.
También una satisfacción que he encontrado es que mi quehacer docente me ha exigido, afortunadamente, y lo he llevado cabo, el estudiar constantemente, el actualizarme en diferentes giros que me permite realizar mi trabajo con mayor efectividad.
Un motivo de insatisfacción podría ser el hecho de que no he podido auxiliar a todos mis alumnos como quisiera. En ocasiones me pregunto, que más podría haber hecho por ellos, de que otra manera hubiera podido ayudarles.
R. Margarita Zazueta Maldonado.
Que bien maestra!
ResponderEliminarFelicidades bonito Blog
Saludos!